Enfrentarte a un cambio importante puede ser abrumador.  Cuando lo miras de frente parece un gigante invencible…Una cima inalcanzable. ¡Dan ganas de salir corriendo!

Digamos que quieres cambiar de trabajo  porque estás insatisfecha, no te sientes valorada y te parece que estás perdiendo el tiempo al no usar tus capacidades. El corazón lo tienen claro: esto no es lo que quieres. Tú quieres otra vida. Pero a la mente le invade el miedo…

A primera vista parece un objetivo muy grande. Supone saltar de lo conocido a lo desconocido. Apostar por algo que no sabes que es pero intuyes que tiene que ser mejor. En parte, un salto de fe… ¡Qué vértigo!

Te toca hacer frente a fuerzas que te mantienen adonde estás, tu resistencia interna, como los miedos e inseguridades, y también la externa: la sociedad que te marca el camino a seguir. Pobre de ti que se te ocurra salir al territorio desconocido… “¿Cómo se te ocurre pensar en cambiar de trabajo con lo difícil que está todo ahora? ¡Da gracias que tienes un trabajo!”

Pero como sabes, todo objetivo por grande que sea si lo desmenuzas en partes, se hace más manejable. Divide y vencerás. Y con un paso tras otro,  por muy alta sea la montaña, un día llegas.

Así que el secreto está en dividirlo en partes cada vez más pequeñas que puedas asumir día a día. Divide tu objetivo en actividades y éstas en tareas que puedas poner en tu agenda cada día.

Tienes que tener en cuenta los dos tipos de acciones.

Volviendo al ejemplo de cambiar de trabajo.

 

1)Acción interna.

Pues lo primero será convencerte de que es posible encontrar un trabajo en el que te sientas más satisfecha. Creer que es posible este cambio, que tú lo mereces y que tú puedes hacerlo.

Si no lo ves posible no vas a ver las posibilidades que tienes delante de ti. Ya sabes esa frase que dice que se expande aquello en lo que pones tu atención. Si crees que es posible, miras al mundo desde esa posibilidad y empiezan a surgir oportunidades.

Creer en ti, en tu merecimiento y en tu capacidad, es también esencial. Allí es donde nos atascamos muchas veces. Por eso, cuando te enfrentas al cambio es muy útil reforzar tu autoestima. Empieza por hacerte una lista de cosas que has logrado y qué cualidades tuyas lo hicieron posible.

El cambio interior es tan importante como las acciones exteriores.

Además,  tener fe y confianza en esa posibilidad y en ti misma, te ayudará a tener la actitud correcta.

Si necesitas reforzar tu convicción, busca ejemplos de personas que hayan cambiado de trabajo y que estén satisfechas. Habla con ellas. Descubre cómo lo consiguieron. Lee  libros o blogs de personas que te inspiren. Visualízate en tu nuevo trabajo.

¿Qué más?

¡Algo fundamental!

 

2)Acción externa

Una vez que has puesto en orden tu interior, que lo has alienado con tu objetivo, ya puedes dar los pasos fuera.

Desglosa  en actividades y tareas que tienes que hacer para conseguir lo que deseas. ¿Reescribir tu CV? ¿Buscar empresas  que te gusten? ¿Buscar ofertas interesantes? ¿Informar a tus contactos? ¿Hacer alguna formación extra?

Y lo siguiente es reservar a cada tarea un hueco en tu agenda para que no sólo sea una intención sino que pases a la acción.
Y recuerda que das un paso y éste te lleva a otro… Lo importante es empezar y ser constante. Y así llega el día en el que has llegado a tu objetivo.

 

 

¿Qué te resuena de todo esto? ¿Qué objetivo tienes pendiente y qué pasos necesitas dar para lograrlo? ¿Qué pequeño paso podrías dar hoy para empezar? Te animo a compartirlo a continuación.

 

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