40 Emprendedores te cuentan sus miedos al empezar y cómo los vencieron (Parte I)

1)Cuando terminé la carrera sentí como un salto al vacío, salía de estar 4 años estudiando a pasar a tener que montar mi negocio.

Aquí surgieron todo tipo de miedos, como que no tenía la suficiente formación. Además como iba a cobrar por mi servicios si no tenía experiencia. Tampoco sabía muy bien por dónde empezar sobre todo en la parte online, un mundo nuevo del que no tenía ni idea de cómo funcionaba.

Ahí surgió el miedo a estar en internet, cuando publique mi pagina web me sentí completamente vulnerable como si me hubiera desnudado al mundo. Y esto es irónico porque en ese momento solo yo y mi entorno conocían mi web.

De ahí también surgió el miedo a la crítica y a ser juzgada.

A esto se le sumaba el sentirme completamente sola, como una odisea por el desierto. Nadie de mi entorno cercano es emprendedor, así que no tenía con quien compartir mis inquietudes.

2)Me apunté a cursos para aprender cómo funcionaba el mundo online, ahí conecté con personas en mi misma situación y surgieron grupos de apoyo, esto es fundamental no solo por el hecho de compartir y sentirte apoyado sino que también porque ayudan a lanzarte y a salir del cascarón.

Ainhoa Prat, www.vegetablesandbeans.com​

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1)Por un lado, siempre me he sentido un tanto bloqueado por los aspectos tecnológicos. No tengo una formación técnica o científica, y enfrentarme a tantas herramientas, tantas plataformas, programas… y además en constante proceso de cambio… me ha producido con frecuencia un cierto desasosiego. Los botones y las teclas nunca han sido lo mío.

Por otro lado, la incertidumbre sobre si alcanzaré o no los resultados previstos también me ha producido en muchas ocasiones una cierta ansiedad. Emprender supone dedicar tiempo, dinero, trabajo y energía, y no saber qué ocurrirá después, si obtendrás los beneficios esperados o no, resulta un tanto descorazonador.

2) El bloqueo tecnológico lo he superado aprendiendo poco a poco y formándome a mi ritmo, sin agobiarme demasiado, poco a poco. La mayoría de las veces, no obstante, he tenido que delegar tareas porque es normal que no lo sepa todo. Además me lleva tiempo, y mi tarea es crear y poner en marcha, no perderme en los detalles técnicos.

La incertidumbre por el futuro se supera ignorándola y aceptándola. Ello quiere decir que, dado que es algo que siempre va a estar ahí (la incertidumbre), porque no tenemos una bolita de cristal para predecir el futuro, no hay más remedio que convivir con ello. Ante lo que no puedes cambiar no te queda más solución que aceptar. Si luchas contra lo inevitable experimentas sufrimiento y ansiedad.

Agustín Grau, www.agustingrau.com​

1)Creo que cuando empezaba era un saco de miedos. Tenía de todos los tipos y por todos lados.

Quizás los más grandes eran el miedo a no poder sustentarme económicamente a mí y mi familia, y el miedo a ser cuestionado por los demás o no ser capaz.

2) Leí un libro “Aunque tenga miedo, hágalo igual” y eso es lo que hice: lanzarme a pesar del miedo. Creo que en realidad este sería el resumen de la solución a todos los miedos que tuve al iniciar, y de los que surgen todavía.

Por matizar un poco más, lo económico tampoco me iba muy bien, así que pensé que no me podía ir mucho peor. Y en cuanto a ser cuestionado por los demás, pensé que debía ser yo mismo y hacer lo que yo sentía que era mi pasión, más allá de lo que los demás dijeran. Seguir mi leyenda personal como dice Paulo Coelho en mi libro preferido "El Alquimista".

Luego me he dado cuenta de que los demás siempre opinan, y tienden a proyectar sus propios miedos en los otros. Yo creo que con los míos tengo suficiente, así que no acepto los demás.

En cuanto a no ser capaz, comprendí a través de mi árbol genealógico que estaba programado para sentirme así, y decidí pensar en el, ¿Y si si? ¿y si resulta que sí soy capaz?… así que lo hice.

Saúl Pérez, ​www.saulperez.com

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1) ¡Emprender no es una tarea fácil! Pero enriquecedora, eso sí.

Nos venden la idea que estaremos como en un anuncio; siempre felices; y esto no es cierto. Emprender exige fortaleza mental y emocional tanto para aceptar las situaciones que no podrás cambiar, como para superar nuestros miedos y los retos diarios que necesitan nuestra atención.

Cuando empecé mi miedo más relevante era que nadie comprendiera lo que hago. Esta sensación de que hablas un idioma que nadie entiende; y si no te entiende no te compran. Me preocupaba que mi discurso fuera demasiado innovador, demasiado claro, demasiado duro, demasiado ¨demasiado¨.

Y en segundo lugar, era el miedo a renunciar a la estabilidad económica. Yo trabajaba por cuenta ajena en una gran empresa con un sueldo fijo cada mes y me encontraba en una situación cómoda. ¿Y a quien le gusta salir de su zona de confort? J

2)Primero yo tenía muy claro que quería tener mi propia empresa haciendo lo que más me gusta y ayudando a otras empresas. Éste para mí ha sido el combustible necesario para mantenerme motivada.

Y para superar el miedo a la inestabilidad económica, antes de dejar el trabajo, hice una planificación que me permitió atravesar el periodo inicial sin agobios ni excesivas preocupaciones.

Y para superar mi pequeña ¨síndrome del impostor¨, asumí que mi discurso es parte de quien soy y en lo que creo vehementemente y que no es un personaje. Con el tiempo me di cuenta que más personas piensan o quieren pensar como yo y lo que único que necesitan es alguien que les ayude a ver el camino. En el momento que acepté que no podía ni quería hablar para todo el mundo dejé de sentirme ¨impostora¨.

Renata Moitinho, ​www.renatamoitinho.com

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1)Al principio, reconozco que lo que más me asustaba era contarle a la gente de mi proyecto. Sobre todo, a mi gente cercana. No sabía que opinarían, si les parecería una buena idea, o si me apoyarían. De modo que, durante mucho tiempo, lo mantuve en silencio.

Después me di cuenta de que si iba en serio con mi proyecto no podía mantenerlo en la clandestinidad. Para lograr el éxito hay que comunicar el mensaje que tienes al mundo para que todos se enteren. Y, decidí empezar por los más cercanos.

Sé que, a día de hoy, no todos entienden lo que hago, ni lo comparten. Siguen pensando que estaría mejor en un trabajo convencional, pero al menos respetan mi decisión.

2)Al miedo hay que vencerlo haciéndole frente. Tomando pequeñas acciones que te ayuden a superarte y a avanzar. Cuando lo haces, te das cuenta de que el miedo se va haciendo cada vez más pequeño hasta que desaparece y… ¡entonces, llega la calma!

Conchi Sanjerónimo, www.turutaemprendedora.com​

1)La verdad que al principio de mi emprendimiento (o auto empleo en ese entonces) en el año 2007 no tuve ningún miedo o bloqueo. Sólo hace dos años, cuando me mudé a un país completamente diferente, surgió un bloqueo relacionado con el idioma y la confusión respecto a lo que ofrecía. Cómo traducir mi trabajo al contexto local, cómo traducir mis propuestas en un idioma que más allá de la gramática, hiciera sentido y fuera atractivo para las mujeres de este nuevo país.

Siempre he sentido mucha seguridad en lo que hago, ¡pero aquí comencé a sentirme muy perdida!

2) Invertir en una nueva web que me permitiera tener un espacio para este nuevo país (bilingüe), en un nuevo branding y en una mentoría en marketing emocional (con Gemma Fillol) que me ayudara a plasmar mi visión y propuesta, no sólo me ayudó a mejorar el trabajo que ya venía haciendo en “castellano” y abrirme a un nuevo contexto socio-cultural, sino que también me ayudó mucho a nivel personal, a “enraizar-me” en este nuevo país y enraizar mi trabajo around the world!
Además, todo esto coincidió con un cambio de casa anhelado. Mucho más cerca del bosque y los coyotes, ayudándome a conectar con mi lado más "salvaje" que siempre me da poder.

Catalina Dash, www.catalinadash.com​

1)Si soy absolutamente sincera, en el momento que tomé la decisión de emprender no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. No tenía para nada claro qué quería hacer ni cómo lo iba a hacer, pero sí tenía clarísimo lo que NO quería: no quería seguir siendo una empleada más, de una multinacional más, que durante más de 10h diarias realizaba tareas que para nada me entusiasmaban para que mis jefes, los jefes de mis jefes, y así hasta 10 niveles, se enriquecieran cada día más.

El día que definitivamente salí del Banco, el 16 de diciembre de 2013, tenía pensamientos y sentimientos muy contradictorios, que me mantenían entre el nerviosismo y la incertidumbre más profunda por un lado, y la libertad y alegría más intensa por el otro. Hoy, 16 de diciembre de 2016, justo 3 años después (¡qué casualidad más casual!), puedo entender la ‘guerra’ que tuvo lugar dentro de mí, entre la lógica, el intelecto y la razón con la que siempre me he sabido manejar muy bien, que me decían ‘estás loca, como se te ocurre dejar un trabajo fijo en el que ganas cerca de 40.000€ al año con 26 años teniendo que pagar una hipoteca todos los meses’ y la intuición, los sentimientos y la confianza plena en el Universo, que allá y entonces yo sentía, mas no comprendía. La guerra era, básicamente, entre mis sueños y los sueños de mis padres, entre lo que yo quería ser, y lo que otros esperaban que yo fuera. Evidentemente, yo gané 🙂

2) Qué gran pregunta. El miedo nunca desapareció, y espero que nunca lo haga. De hecho, cuando lo que hago ya no me da miedo, cuando me acostumbro a ello y empieza a resultarme fácil, deja de enseñarme y, por tanto, empiezo a pensar en el siguiente paso. De ahí que en estos 3 años haya pasado por la industria del Network Marketing, la marca personal, el marketing digital, la inversión inmobiliaria, la criptomoneda y, ahora, el desarrollo de mi propia start-up: una plataforma que valorará, categorizará, filtrará y ordenará a todos los profesionales del desarrollo personal, profesional y espiritual nacional e internacionalmente; un Booking de la conciencia que ayudará a millones de personas a encontrar solución a sus problemas y preocupaciones. ¿Tengo miedo de que no salga como yo quiero? ¡Por supuesto, hemos invertido más de 60.000€ en ella! Y por eso lo hago. Nosotros (y hablo en plural porque aún no se ha lanzado y ya como 6 personas en el equipo) estamos 100% comprometidos y dispuestos a poner nuestras manos, nuestra inteligencia, nuestra creatividad y nuestro tiempo para que funcione. Del resto… se ocupa Dios 🙂

Ana Cascales, www.abcascales.com​

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