Lo confieso: estoy delante de un reto, un gran reto, donde el mayor obstáculo soy yo y mis pensamientos saboteadores… ¿Te suena algo de esto?

¿Te has dado cuenta de que cuando te planeas un nuevo reto, primero te invade la ilusión y al poco, las dudas y los miedos?

Se te ocurre cambiar de trabajo para alinearte con tus valores y con tus talentos… Y empiezas a mirar ofertas de trabajo y de repente escuchas en tu cabecita… “¿¡Pero, quién te has creído que eres?!… Con lo mayor que eres para cambiar…. ¿Cómo vas a dejar este trabajo seguro que ya dominas y te da un sueldo tan bueno?”

O se te ocurre emprender porque te has cansado de trabajar para otros y quieres que tu pasión se convierta en tu profesión… Y una voz de dice: “¡¿Pero con la crisis que hay, cómo vas a emprender  un negocio? Además, eres una novata, y no tienes ni idea de negocios… nunca podrás generar ingresos!”

O se te pasa por la cabeza coger una excedencia para tener tiempo para ti, viajar y para redefinir tu vida… Y suena esa voz… “¿Cómo vas a estar sin trabajar, sin hacer nada y sin ser “productiva”…¿Cómo te atreves?”

¡Pues ahí estoy!

Voy a hacer un viaje en bicicleta con mi pareja por Grecia y los Balcanes, y una parte de mi se muere de ganas y de curiosidad por ver lo que tiene para mí y para nosotros esta aventura… Mientras que la otra llena de miedos dice, “¿Estás loca, él está preparado pero tú solo eres una aficionada y esto es un palizón?… ¿Y cómo vas a estar dos meses “sin trabajar”?… ¿Y si no te gusta…?¿ Y si es demasiado…? ¿Y si te cansas a la semana? ¿Y si fracasas….?¿Y si decepcionas…?¿ Y si…?   …

Bufff… ¡Si le das rienda suelta al “¿Y si?”, ¡sale de todo!

(Y te estarás preguntando… ¿Y para eso eres coach? Pues sí…  Aún siendo coach, te pasan estas cosas… O igual te haces coach porque precisamente, ¡¿necesitas encontrar repuestas a tantos  interrogantes!? Y de hecho este viaje va ser una oportunidad para aplicar todo lo que se de coaching a un caso práctico retador 🙂 )

 

El autosabotaje  y más…

Esta voz tan negativa es la de nuestro “querido” saboteador, que se ocupa de que nos quedemos en nuestra zona de confort, en lo conocido, allí donde todo es seguro y no sucede nada “aparentemente” peligroso…  (Sólo el estancamiento y la muerte de tu espíritu lentamente, ¡pero nada más!).

Encima, a esta voz se le unen las voces críticas de algunos de tus amigos y familiares, ¡por si te faltara más! Pero en el fondo, éstas sólo son un espejo de tus propios pensamientos.  Cuando tú lo tengas claro, ¡verás como desaparecen!

Es cierto que este saboteador tiene una parte de razón. No hay que desoírlo del todo. Este viaje puede ser muy duro y que hay ciertos riesgos. Así que tomo nota e intento gestionar sus objeciones…

Sí, puede ser duro pero como no es una competición, vamos al ritmo que decidamos y en el peor de los casos,  hay alternativas (un tren, un autobús,…).

Contrataré un buen seguro médico.

También he hablado con otras personas que han hecho viajes en bici y no eran ciclistas avanzados cuando empezaron: los dos “cicloturistas” que tuvimos alojados en casa, uno que venía de Francia en bici y  otro chico suizo venía de China, no habían entrenado previamente. Lo hicieron por el camino.

Recuerda que hacer un “reality check”, verificar con la realidad los miedos del saboteador, ¡te dará tranquilidad!

 

Donde pones tu enfoque, se va la energía…  

En todos los casos, tú eliges dónde quieres poner tu foco. ¿Quieres enfocarte en los riesgos, o en las oportunidades? ¿En el sufrimiento o en el crecimiento? ¿En el miedo o en el amor?

Según dónde pongas tu foco, crearás tu estado emocional. Y con éste sus acciones y tus resultados.

Ante cualquier reto, hay mucha oportunidad de crecimiento. Porque, ¡no sabes de lo que eres capaz hasta que lo intentas!

Y sólo el hecho de intentarlo, ya es un acto de valentía, independientemente del resultado. El verdadero fracaso para mi es no intentar aquello que deseas.

 

Busca en ti…

Para contrarrestar todas estas voces es importante que te conectes a la voz de tu corazón, que continuamente te guía y te susurra el mejor camino para tu crecimiento y el desarrollo de todo tu potencial… para que seas feliz y para que aportes tus dones al mundo. Porque esta sociedad necesita avanzar, y lo hace con la contribución de cada uno de nosotros.

¿Qué sientes cuando piensas en este reto que tienes por delante? La alegría del corazón es el mejor indicador.

También es muy útil el mirar tus valores y comprobar si tus acciones y tus objetivos están alineados con éstos. La coherencia es vital. En mi caso, mis tres valores principales son el amor, la libertad y la contribución… Y sí, este viaje está en armonía con ellos…

Hay amor hacia mi misma porque me doy permiso para experimentar una nueva aventura, para  para  Ser sin tener que “hacer”, para fluir y confiar en la vida,  para sentirme merecedora y disfrutar … También hay amor hacia mi pareja… Yo sé que a él le hace mucha ilusión este viaje y vamos a descubrir si esto es algo que podemos compartir.

También el valor libertad queda honrado con esta decisión… Vamos a viajar con lo imprescindible, a nuestro ritmo, abrazando la incertidumbre y los acontecimientos, descubriendo nuevos horizontes y expandiendo nuestra mente.

Y la contribución también queda incluida puesto que el salir de mi zona de confort y compartirlo también puede inspirar a otras personas a aplicarlo a sus vidas.

Por otro lado, si me hago una lista de razones por las cuales hacer este viaje, salen muchas más que miedos, eso es un buen indicador 🙂

Y de hecho, una vez compartidos, ¡pierden fuerza! ¡Gracias por estar al otro lado!

Me encantaría saber qué retos tienes por delante, cómo los enfocas, y qué te ha resonado de este post… ¡Te espero en los comentarios!

En fin… Recuerda que al salir de tu zona de confort vas a experimentar la incomodidad de los miedos, y tu mente te va a dar muchos argumentos “lógicos” para no salir a por  tus metas… Pero en el fondo, ¡son sólo fantasmas que se asustan con la acción! …Así que, ¡a por ello!

En caso de duda, la pregunta directa es: ¿Quieres vivir desde el amor o desde el miedo?

Te mando un fuerte abrazo,

Cristina