Uno de los grandes miedos que nos impiden lanzarnos a emprender nuestro camino (sea un proyecto personal o profesional), es el miedo al fracaso.
(También el miedo al éxito, aunque parezca un contrasentido… pero de eso ya hablaremos en otro post 😉 )
Nos da miedo que salga mal, no estar a la altura, equivocarnos, fallar, errar, decepcionar… Y que como consecuencia nos critiquen, se rían de nosotras por ser demasiado “ilusas”, y en último fin, ¡que nos rechacen…! Para mí el miedo al rechazo está presente tras la mayoría de los miedos…
Y es que en el fondo, somos seres sociales… Ancestralmente en soledad no podíamos sobrevivir y aún llevamos esa programación incorporada…
¿Cuántas cosas tras este miedo verdad? ¡No me extraña que nos paralicemos al pensar en salir de nuestra zona de confort…!
Hoy quiero hablarte de 3 afirmaciones poderosas que te pueden ayudar a desbloquear este miedo.
Yo me doy permiso para experimentar.
Uso este ejemplo muchas veces, pero, ¿acaso un niño aprender a andar sin caerse? ¿O deja de intentar aprender a andar por muchas veces que se caiga? No abandona indignado su objetivo por muchas veces se caiga.
La manera de adquirir maestría en cualquier disciplina, sea ser terapeuta o artesano, es practicando mucho. Algunos hablan de 10,000 horas de “vuelo”. No sé si es tanto, pero lo cierto es que hay que practicar y mejorar por el camino. Sin esos primeros intentos torpes de hacer algo, nunca llegarás a dominar una materia.
Y eso pasa por darte permiso para dar pasos y errar, equivocarte, experimentar y probar nuevos caminos para tener nuevos resultados… Y así es como tienes los resultados esperados o aprendizajes. El camino al “éxito” está hecho de los aparentes “fracasos” que un día te llevan al lograr lo que deseas.
Si quiero ser buena escribiendo posts o haciendo vídeos, no me queda otra que practicar mucho. La formación me dará unas pautas pero si quiero que este conocimiento se consolide voy a tener que hacer muchos posts y muchos vídeos y así llegaré a la excelencia (que no a lo perfecto, olvídate de la esclavitud y tiranía de la perfección 😉 )
Creo que todas las personas que han logrado sus objetivos, que como se dice “han triunfado”, es porque también han “fracasado” en igual medida.
De hecho en Estados Unidos cuando vas a buscar trabajo en algún tipo de proyecto emprendedor, valoran positivamente que ya hayas fracasado porque significa que ya sabes cuál No es el camino. Y tienes la resiliencia necesaria, esa capacidad y actitud de caer y volver a levantarte, tan esencial para un emprendedor.
Te recomiendo que cambies tu significado de “fracaso” por otro que se más constructivo para ti, como “aprendizaje”, “resultado no esperado”… En realidad es no es un punto final, sino un “todavía no lo he conseguido, pero ya estoy más cerca”.
De hecho, pasando a la acción es como encuentras el camino. Un paso te lleva a otro, te dejas ayudar por la magia de la vida y así es como llegas a tu meta.
Pero dejándote bloquear por la “parálisis por análisis”, no llegas a ningún sitio…. Bueno sí, ¡a la estación llamada “frustración”!
Como dice siempre una de mis mentoras, Ester Vega, “todo resultado es perfecto”, porque te indica qué estás proyectando desde tu interior y qué tienes que trabajarte.
Sea lo que sea, vamos a desdramatizar el “fracaso”….
Para mí el verdadero fracaso es no intentar algo que te grita al corazón… Y vivir con el interrogante de, “¿Y si lo hubiera intentado?” ¿Y si me hubiera dado permiso para vivir ese amor imposible? ¿Y si me hubiera lanzado a hacer de mi hobbie mi profesión? ¿ Y si hubiera hecho ese viaje en bicicleta?
Al final si lo reflexionas, el objetivo en sí no es tan importante… Sino la persona en la que te conviertes cuando avanzas hacia tu meta ( ese “quién”), sales de tu zona de confort y te enfrentas a tus miedos y tus inseguridades, creciendo y sacando lo mejor de ti… Ese es el regalo que tiene para ti un objetivo, más allá del logro que es una victoria muy efímera.
Yo soy valiosa solo por Ser.
Desde que somos pequeños estamos acostumbrados a que nos valoren por nuestros resultados… Se espera que nos portemos bien, que saquemos buenas notas, que no demos “disgustos” a nuestros padres…
Llevamos un condicionamiento muy fuerte. Y al final parece que para que te quieran, te valoren y te respeten tienes que hacer o lograr resultados. Yo tenía esta creencia grabada en fuego y cuando al final tomé conciencia de ella, me sentí muy liberada…
Porque YO SOY VALIOSA, MERECEDORA, DIGNA DE AMOR SÓLO POR SER. Por existir en este mundo. Por haber nacido. Tenga o no tenga los resultados “esperados”. Con o sin un trabajo extraordinario. Con o sin un sueldo astronómico. Un marido deslumbrante. La casa de mis sueños. La familia ideal con perro incluido. ¡Yo soy parte del Ser, de la creación!
Y puedo equivocarme, errar, y hasta fracasar sin dejar de ser valiosa. Porque soy una persona llena de cualidades y mis resultados no me definen. Mi valor está en el SER.
Yo me amo incondicionalmente.
El paso siguiente es el abrir las puertas al amor incondicional. Cuanto más te aceptas y te amas a ti misma sin condiciones, menos dependes de la aprobación externa. Recuperas tu poder personal y tu paz interior.
Una persona que se ama es invencible y magnética.
Así que te recomiendo que cultives tu autoestima y te quieras cada día un poco más. No con narcisismo, si no desde tu ser, de dentro afuera. Conectando con tus valores, tus cualidades, tus dones y hasta con tu oscuridad porque ésta te hace una persona completa y hace que sigas en esta dimensión porque te queda aprendizaje pendiente. No hay día sin noche.
También te recomiendo que le dediques cada día un ratito a conectar con tu Ser interior. Quédate en silencio unos minutos (actitud de meditación) y deja que tu mente se aquiete… Allí encuentras un lugar de calma, amor y serenidad. Ésa es tu ancla, tu certeza interna.
Y desde allí, ya sales al mundo y puedes disfrutar más y afrontar lo que surja.
Otro punto importante aquí es la confianza…. Yo decido confiar… En mis recursos, en mi capacidad para salir adelante y sacar lo mejor de mí frente a los retos de la vida. Confío en la vida y su orden perfecto, en que todo pasa en el momento adecuado…
Hay un orden divino, el universo te ama y no da puntada sin hilo. Todo lo que sucede contribuye a tu sanación y a tu crecimiento para que cada día vivas con más libertad, más amor y más luz.
Para recordar esto, el cuento de la buena suerte o mala suerte me parece muy ilustrativo…
Eres quién eres gracias a todos los acontecimientos que han tenido lugar en tu vida. Gracias a cada uno de tus errores, aciertos y experiencias. Cada uno te ha moldeado y te ha hecho la persona que eres hoy. Da las gracias, perdónate por aquellos capítulos que te dejaron un sabor agridulce, ¡y sigue adelante! La vida es corta.
…
¿Qué harías si supieras que no fracasarías? Te dará muchas pistas para descubrir lo que de verdad quieres…
También me gustaría saber cómo gestionas tú el miedo al fracaso y qué te ha resonado más de este post… ¡Te espero en los comentarios!
Hola,
Gracias por el post, es muy interesante.
El miedo al fracaso creo que nos acompaña a casi todas (por no decir a todas). A mi me da vértigo, pero aquí estoy. No pienso quedarme con las ganas.
Cuando mi ego me dice “cosas”, le doy las gracias, le digo que no me interesa y lo cuestiono, es decir, le digo ¿y si resulta que durante este tiempo has estado equivocado?. Lo saqué de un libro con el que me identifiqué mucho. Se llama la “Guerrera del Ego”.
Todo esto y a partir de ahora, añadiré las 3 afirmaciones que propones. Son muy poderosas.
Un saludo. Sònia
Hola Sònia,
muchas gracias por comentar! Me alegro de que te sean útiles estas afirmaciones…. Éste es un miedo muy extendido y te agradezco tu aportación, me gusta mucho esto que dices de cuestionar a tu ego… la verdad es que este ego es tan listo que casi con nos convence con sus argumentos saboteadores…. Pero no, hay que ponerse en modo guerrero y nada de quedarse con las ganas… ¡a por ello! El “¿Y si hubiera hecho X o Z …?”, es muy pesado… Por suerte el ego muchas veces se equivoca, el pobre sólo está programado para la supervivencia, y por suerte la mayoría de los miedos nunca se materializan… Siempre podemos más de lo que creemos! Tomo nota del libro 😉
un abrazo y a por todas!
Cristina