Me costó tomar conciencia pero al final creo que aprendí la lección… ¡Mi interior crea mi realidad exterior!  Lo había leído decenas de veces, asentido y comprendido “intelectualmente”, pero estos días lo he sentido en mis células… al fin una comprensión profunda.

Y todo esto porque ya me cansé de buscar fuera la aprobación, el reconocimiento y el amor de los demás… Me cansé de buscar fuera lo que sólo puedo darme yo.  Lo que quiera lograr primero tengo que crearlo en mi mente para crearlo en mi realidad exterior. Sea una casa o sea mi reconocimiento.  Y no al revés  😉

Por eso, si quieres que los demás crean en ti, no puedes esperar a ver que ellos creen en ti para hacerlo tú. Primero tienes que creer tú en ti y después ellos te devolverán esa imagen.

La vida es un espejo. Continuamente creamos con nuestra mente, de forma consciente e inconsciente con nuestras creencias. Somos creadores… Por eso somos muy poderosos. No lo digo yo. Libros tan antiguos como el Kybalion nos hablan de que el universo es mental. Como es adentro es afuera.

Pero, ¿qué hacemos normalmente?

Caemos a menudo en la trampa de que nos den los demás lo que no nos damos a nosotros mismos. Que mi jefe me valore. Que mis clientes reconozcan mi trabajo. Que mi pareja me ame de forma incondicional. Que mis padres me respeten….

¿Pero tú lo haces contigo misma?

Es una búsqueda infructuosa y frustrante porque no hay nada que lograr fuera. El exterior sólo refleja nuestro mundo interior.

Yo soy la primera que tengo que creer en mí, respetarme, valorarme, aceptarme. Si lo creo yo, entonces lo veré reflejado en  el espejo de mi realidad.

Creo lo que creo. El mundo “obecede” a tus creencias.

El ejemplo de un arquitecto a mi me ayuda a entenderlo mejor. Para construir una casa primero crea en su mente una idea de la casa que quiere. El siguiente paso es plasmarlo en papel o hacer un plano en el ordenador. Y finalmente pasar a construir la casa. De lo inmaterial a lo material.

Me he dado cuenta de que durante muchos años he buscado fuera que me validaran o me quisieran pero yo no lo estaba haciendo conmigo  misma. Era agotador y frustrante porque nunca se llenaba ese vacío que yo tenía que llenar.

Escribo esta reflexión para reforzar la toma de conciencia de este aprendizaje y que llegue también a otras personas que tal vez ahora no se sienten valoradas y esperan que alguien las valore para hacerlo. ¡Empieza tú!

Por si te sirven, aquí van mis recomendaciones para este proceso de creer en ti empezando por dentro.

1.Cierra los ojos y repite mentalmente “Yo creo mi realidad. Mi mundo interior crea mi mundo exterior”.  

Y sigue “Yo creo en mí, me acepto y me valoro tal y como soy, me amo incondicionalmente”…  Abraza estas palabras y déjalas que aterricen. Date un par de minutos para sentir en tu ser lo que esto significa.

2. Haz una lista de cualidades que tienes y que te caracterizan.

Puedes escribir hasta 50. No es una barbaridad, porque tienes muchas más. Todo es cuestión de ponerse. Eres una persona amorosa, optimisma, sensible, comprometida, valiente, emprendedora, …..¡y mucho más!

Si te cuesta arrancar, puedes enviar un mensaje a tus amig@s  y preguntar 3 palabras que te definen. Te dará vergüenza preguntarles pero en cuanto te lances, no pararás. Hazlo como un juego. Te sorprenderá gratamente.

Es un ejercicio muy sano sano porque por tendencia de nuestra mente saboteadora siempre funciona en modo supervivencia y le damos más atención a aquello que no nos gusta de nosotros.

Pega la lista en un lugar visible y léela cada día durante una temporada. Reconoce tus cualidades. Abrázalas. Siéntete orgullosa de ti. Desde niños nos enseñan una falsa modestia que nos impide reconocer nuestras cualidades pero en cambio está bien ser crítico con nosotros mismos… Es muy destructivo y nos roba el poder personal.

3.Haz una lista de 50 logros pequeños, medianos y grandes desde el principio de tu vida.

Desde aprender a ir en bici a tu primer viaje sola. Es una clásico, pero hazlo. Y aduéñate de estos logros.

Tu mirada tiene que reeducarse. Tenemos a fijarnos en lo que no nos gusta y con ello  a amplificarlo.

4.Medita unos minutos al día.

Conéctate a tu luz, al ser divino que hay debajo de todos tus pensamientos repetitivos que como nubes no te dejan ver el sol que eres.

Si te cuesta concentrarte y aquietar tu mente, a mi me va muy bien usar las palabras del Ho’oponoponoLo siento, perdóname, te amo, gracias”. Igual también las puedes usar cuando te vengan miedos y pensamientos de infravaloración.

5.Atrévete a pensar y a actuar como una persona que cree en ella misma.

¡Hay que pasar a la acción para consolidar la toma de conciencia! Haz una de acciones que harías si creyeras en ti y empieza a ponerlas en práctica. Comienza por las más fáciles. Como se dice en inglés,  “Fake it until you make it”, vaya, “fíngelo” hasta que se convierta en tu nueva manera de ser.

Date permiso para experimentar, para jugar, para equivocarte, para aprender… Y sobre todo para Ser. Permítete cambiar tu miedo por el atrevimiento y la curiosidad

Recuerda darle igual importancia al camino que a la meta. Disfruta el proceso.

También es importante ser muy higiénica con el pensamiento y las palabras.

Observa tu diálogo interior y empieza a eliminar esos pensamientos de infravaloración.  Si te dices “no soy capaz”, empieza a repetirte, “Soy capaz”. “Yo creo en mí”. “Yo me valoro”….

Cuando hables de ti, habla en positivo y de forma empoderadora.

Repite, repite y repite  estos nuevos pensamientos, palabras y acciones. La práctica es lo que conduce a una verdadera transformación, a crear nuevos circuitos neuronales que marcarán nuevas maneras de actuar y estar en el mundo.

Si te has cansado de buscar la aprobación o valoración fuera, pues es momento de crearla en ti para verla reflejada en tu mundo.

….

Ahora es tu turno… ¿Qué te ha resonado del post? ¿Qué puedes aplicar? ¡Te espero en los comentarios!

Un abrazo,

Cristina

¿Dudas de ti y te paralizas?

Descubre la nueva guía gratuita“Los 13 errores invisibles que minan tu confianza al emprender tu  proyecto! 

¡Y pasa a la acción!