Hoy tengo una pregunta para ti… ¿Cuánto te cuidas? ¿Cuánto priorizas tus necesidades? ¿O lo que es vital para ti se queda para el final de la lista,  en el “si tengo tiempo”? ¿Hasta qué punto eres tu prioridad?

Durante muchos años pensé que esto de cuidarse y pensar en uno mismo es un poco “egoísta”, vamos que mientras el mundo se desmorona, ¡yo no puedo estar mirándome el ombligo!

Hasta que mi pasión por el trabajo me quemó. Si ése es el riesgo, que tu pasión sea tu perdición y te acabe agotando. Puede ser tu familia, tu trabajo, tu negocio o tu vocación. Sea lo que sea, si no hay equilibrio en tu vida, si un área ocupa demasiado espacio se comerá el resto, no es sostenible.

Eso me hizo comprender la importancia del autocuidado, de atender mis necesidades y hacerlas una prioridad. El autocuidado en el fondo es amor propio en acción. Porque cuidarte, darte lo que necesitas es escucharte, respetarte, y amarte.

Hablar de amor propio puede ser muy amplio y complejo. En cambio, bajo mi punto de vista el autocuidado es una vía de entrada sencilla y directa para fomentar el amor propio.

Coincidiendo que se aproxima el día Internacional de la Mujer me gustaría hacer una llamada de atención a cuidarnos y amarnos. A esta energía femenina (sea hombre o mujer) que se sacrifica y se deja al final de la cola.

¿Eres consciente de tus necesidades?  De lo  que es esencial para ti a nivel físico, mental, emocional,  espiritual y energético, para estar en estado óptimo de salud y vitalidad? Esto es parte de tu autoconocimiento. Seguro que sabes muy bien qué necesita tu pareja o tus hijos… Pero, ¿y tú?

Este autocuidado me parece fundamental para “sobrevivir” al momento en el que vivimos donde estamos desbordadas por todas las demandas que tenemos a nivel personal, laboral, familiar,  y social. Ahora se espera que estudies; que hagas una carrera profesional brillante; que seas una buena esposa, madre, amiga, hija; y que estés sonriente y estupenda a todas horas para los selfies de las redes sociales.

Desde pequeños aprendimos a buscar el amor fuera y a tener que “hacer” para que nos quisieran. A menudo nuestra autoestima está basada en la apreciación exterior, buscamos amor y valoración fuera, hacemos y hacemos sin descanso para que nos reconozcan y eso nos desempodera y debilita. Porque el reconocimiento y la validación va de dentro a fuera, de uno mismo a los demás. Somos creadores de nuestra realidad. Cuando los demás no nos valoran tenemos que ver qué estamos proyectando nosotros (o si estamos en el lugar correcto).

En este contexto multifacético “de la vida moderna” queda muy poco tiempo para una misma, para pensar en las propias necesidades y cuidados; a menudo nos dejamos para el final, las últimas en la lista después de atender todas las demás obligaciones y responsabilidades. Seguimos adelante “sin parar” hasta que sentimos que estamos agotadas o enfermamos.

Porque nos han dicho mil veces que es “egoísta” pensar en nosotras y en nuestro bienestar. Cuando en realidad, si nos priorizamos y nos cuidamos, estaremos con la fuerza, la vitalidad y la actitud necesarias para disfrutar de nuestro bienestar  y dar lo mejor de nosotras mismas a los demás que nos rodean y al mundo. Esto es aún más importante si nos dedicamos a ayudar a otras personas.

¿Qué te dicen cuanto te subes al avión? El mensaje que te dan es que en caso de accidente, primero te pongas la mascarilla tú antes de auxiliar a nadie más. Porque si tú estás bien podrás ayudar a otra persona.

En estos últimos años he tomado conciencia de que el amor propio es la base para una vida feliz, porque cuando te amas te comprometes con tu bienestar y tus objetivos, tus necesidades y tu plenitud, y no te conformas con una vida mediocre ni dejas que te pisoteen.

Para mí el autocuidado es una herramienta súper poderosa porque te invita a pensar en ti. Estoy convencida de que tiene la capacidad de transformar nuestra vida de forma muy sutil y profunda porque en el momento en el que empiezas a ser tu prioridad, a ponerte a ti por delante, le  estás dando un mensaje muy valiente al mundo, “yo me escucho, yo me cuido, yo me valoro, yo merezco, yo soy importante”. Y además, cuando te sientes importante y merecedora generas una potente vibración que atrae todo lo bueno a tu vida. Porque tu vida exterior en el fondo es un reflejo de tu vida interior.

Concibo el autocuidado de forma holística, teniendo en cuenta el área física, mental, emocional, energética y espiritual.

Puede que ahora mismo no te puedas dedicar mucho tiempo porque estás desbordada. Pues, dedícate aunque sea 10 minutos y ya irás aumentando; pero hazlo un hábito y una prioridad. Y llévalo a tu agenda. A veces no es falta tiempo (porque lo perdemos en otras cosas superfluas),  sino falta de prioridad.

El primer paso es el que más cuesta porque hay más resistencia. Después se da  uno tras otro.

Recuerda que si estás cansada vas a ser menos productiva y todo te llevará más tiempo.  Como ese leñador que cortaba leña y cada día aunque trabajaba más horas le cundía menos; aún así decía que no podía pararse a afilar su hacha. No hagas como él, tú, ¡“afila tu hacha”!

Ahora para terminar te invito a reflexionar qué necesitas para estar bien a nivel físico, mental, emocional, espiritual y energético.  Haz una lista, verás que algunas actividades coinciden, con una cubrirás dos o tres áreas. Puede ser empezar a meditar 5 minutos, comer más sano, salir a andar, retomar el yoga, quedar con las amigas, leer, volver a las clases de baile, pasear por la playa o regalarte una puesta de sol.

Ponlo en tu agenda. Y toma una decisión: la de comprometerte contigo, con tu bienestar, con tus metas, con la vida plena y abundante que mereces. Éste es un primer gran paso. Por amor a ti. Por amor al mundo.

 

¡Feliz día!

 

un abrazo,

Cristina

 

Ps: Si quieres compártenos en los comentarios qué te llevas del post, cómo te cuidas y cuáles son tus retos a la hora de hacerlo.

 

¡Sé tu prioridad, cuídate, ámate!​​

 

 

Si quieres seguir conectada a  La Revolución del Corazón y que estemos en contacto, suscríbete y descarga la “Guía gratuita, «Los 13 errores invisibles que minan tu confianza al emprender tu proyecto»”, pincha aquí y, ¡nos vemos dentro!