Durante muchos años, ésta fue mi frase favorita, mi lema, que me acompañó a tomar decisiones valientes cuando tenía que nadar a contra corriente.
Y es que yo sentía de forma genuina que era así: la vida me cuida… La vida me acoge y nunca me faltará nada. Dios, la Providencia, el Universo, o lo que sea que haya, se ocupará de todo. Tenía una fe absoluta y la vida respondía con esa misma confianza. Magia pura.
Empecé a sentir esa magia tras terminar la universidad, cuando salté a la vida adulta…
Con 21 años lo dejé todo para ir a Inglaterra a estudiar inglés y así al año siguiente poder cumplir mi sueño de hacer un voluntariado en la India dominando la lengua (bien, no sabía que una vez allí más que el inglés, tendría que aprender el idioma de la región india 🙂 ).
Mi plan inicial era reservar una habitación en un albergue juvenil en Londres y desde allí buscar trabajo ‘de lo que fuera’ para estar inmersa en el lugar y así mejorar mi inglés.
Una vez tomada la decisión, allí estaba la vida en forma de oportunidad para entregarme su regalo: un curso intensivo de inglés en Londres con alojamiento y todos los gastos pagados. Si lo has leído bien. Yo también pensé que no lo había entendido bien o que me faltaba una letra pequeña restrictiva. Eran años de bonanza y el gobierno de mi comunidad en un ataque de generosidad y apoyo a los jóvenes daba becas completas. No me lo podía creer… ¡Pues adelante a Londres a estudiar con los gastos pagados!
Allí tuve varias nuevas señales … Como el hecho de estar alojada con una familia vegetariana de origen indio… No me podía creer que hubiera tenido tanta suerte… Confieso en que parte me preocupaba el cómo iba a explicarle a una familia inglesa que no comía carne, era el año 98 y el boom de lo sano no había llegado. Pero allí estaba el guiño de la vida… ¡Todo solucionado!
Ahorré y al año siguiente llegó el momento de cumplir mi sueño de marcharme a la India. Ya era fisioterapeuta, pero tenía 22 años y un curriculum vacío, todo hay que decirlo… Tras contactar con diversas organizaciones humanitarias y recibir varias respuestas negativas por mi falta de experiencia, decidí que me iba por mi cuenta a Delhi, la capital india, y ya encontraría ‘algo’ por el camino…
Apenas había viajado y mi familia y hasta mis amigos temblaban de saber que me iba sola con el plan de ‘encontrar algo sobre la marcha’ … Cuando yo apenas había viajado sola más allá de Europa y brillaba por mi joven inocencia (e ignorancia, según se mire).
Por suerte ese ‘la vida me cuida’ se volvió a manifestar y dos días antes de marcharme ‘a la aventura’ recibí un fax de una de las organizaciones diciendo que tenían una vacante de voluntariado y que podía ir allí.
Podría seguir poniendo ejemplos de esta magia de la vida cuando confías pero no quiero aburrirte con demasiadas batallitas. Cuando crees, ¡creas!
Primero confías y después la vida te tiende una mano. A veces creo que bloqueamos el proceso porque no confiamos y esperamos a que ‘pase algo’ para confiar. Cuando a menudo es al revés.
El hecho que quiero trasmitirte es que cuando confías en tus recursos y en la vida, activas la magia y te abres a un mundo infinito de posibilidades. Confías y la vida responde. Hay fe, fluidez, armonía y prima el amor. Todo es posible.
Y lo contrario cuando te dejas invadir por el miedo: hay resistencia, esfuerzo, duda, desconfianza….
En ocasiones o incluso a temporadas, yo también me dejo llevar por el miedo. Y lo pago caro, porque me vuelvo muy mental, me desconecto de mi Ser, me lleno de dudas y de bloqueos, y todo me supone mucho esfuerzo. Y los resultados tardan en llegar.
Entonces tengo que tomar conciencia de que me he decantado por el miedo y recordar mi compromiso con el vivir desde el amor. Porque la vida así tienes más color. Porque es una elección.
Según a quien se lo cuentes te tacha de ‘ilusa’, es como una mirada muy infantil. Pero la otra alternativa es vivir desde el miedo, con la perspectiva de que el mundo es un lugar hostil…
Puestos a elegir, ¡elijo vivir desde el amor y la confianza! Y desde allí sentir y fluir con la vida…
Aunque cuesta un poco más, también tienes que recordar esto mismo cuando tienes una dificultad, un obstáculo o algún ‘golpe bajo’ en el camino. Un desengaño amoroso, la quiebra de un negocio, o un fracaso profesional son situaciones que te hacen cuestionarlo todo.
Entonces también tienes que recordar que la vida es sabia y que esto también es para tu bien. La vida no tiene ningún interés en fastidiarte. No tendría sentido. Al revés, como parte de la naturaleza que eres, quiere que seas abundante, próspera y feliz. Que como una semilla de roble desarrolles todo tu potencial. Y a veces también el abono es necesario.
Cuando estás inmerso es difícil verlo, pero la perspectiva del tiempo de lo muestra. Aquello que en su momento fue tan terrible, al final ha sido ‘por algo’, ha contribuido a tu crecimiento o era necesario para los siguientes pasos. Era perfecto, lo que necesitabas en aquel momento…
Te aseguro que a veces me cuesta verlo, y a menudo echo de menos la inocencia y la fe que tienes a los 20 años y no te has dejado contaminar por el miedo. Pero habiéndola sentido, y experimentado, es más fácil volver al amor como se titula el libro de Marianne Williamson (que por cierto, ¡no puedo dejar de recomendarte!).
Ahora estudiando Un Curso de Milagros (UCDM), he entendido ya de forma más intelectual que hay dos sistemas de pensamiento, el miedo (o ego) y el amor (vida). La abundancia o la escasez. La luz o la oscuridad.
Así que sigo profundizando en este tema y recordando, ¡que a veces se me olvida!
¿Qué te recomiendo? Es un tema que saldrá en otros posts, pero de momento, en breve:
1.Primero tomar conciencia de tus pensamientos y acciones. Pregúntate: ¿funcionas desde el miedo o desde el amor? Si descubres que estás en el segundo grupo, genial, ¡sigue igual!
Si descubres que estás viviendo desde el miedo, decide si quieres cambiar. Analiza qué ventajas y qué inconvenientes tiene cada opción. Y elije.
Si quieres cambiar y vivir desde el amor, sigue leyendo…
2.Recuerda momentos en la vida en los que sí has vivido desde el amor y has sentido que las cosas fluían. Conéctate a esa experiencia y a esa sensación.
Busca ejemplos tuyos o de otras personas y construye esa nueva creencia de que la vida juega a tu favor.
Si no los encuentras, haz la prueba: confía y descubre qué sucede. A veces primero tienes que confiar antes de ver. Pero eso es la fe. Creer sin ver.
Hasta en situaciones de gran escasez, como en la India rural, he sido testigo de esta magia. Sólo tienes que abrir los ojos 😉
3.Usa afirmaciones tipo ‘Elijo vivir desde el amor’…. Encuentra la que más te resuena.
4.Practica. En tu día a día, empieza a hacer pequeñas elecciones basadas en el amor. Reafirma esta creencia y da pasos más grandes a medida que te sientas más afianzada.
Y sobre todo, ¡disfruta el momento presente!
Y tú… me encantaría conocer tu experiencia… ¿Confías en la vida? ¿O tiendes a vivir desde el miedo? ¿Qué te funciona mejor? ¿Qué te ayuda a conectarte con el amor y la confianza?
Te espero en los comentarios 🙂
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Precioso relato, Cristina!
y mira por donde hoy nos conectamos y salió el tema!
Adelante que las señales nos están llegando a todos!
Muchas gracias María por tu comentario, me alegro de que te haya gustado el post, sin duda está muy en la línea del fluir y del confiar que tan importante es para poder vivir en armonía y conquistar nuestras metas. Vamos adelante! Un abrazo valiente 😉
[…] La vida me cuida, ¡siempre! Aunque a veces me de algún bofetón, la perspectiva del tiempo me demuestra que la vida con su infinita sabiduría tenía algún aprendizaje para mi aún en ese dolor. ¡Sí, y a ti también te cuida ;)! Confía en el fluir de la vida. […]